Moda, pasarela y arte
Desde una concepción sociológica la moda es un condicionamiento social, un instrumento más del control ejercido por el discurso dominante para imponer su forma de entender el mundo. Las reglas marcadas hoy son las de la cultura del consumismo total, el hiperconsumismo: un consumo omnipresente que se impone en cada momento y ámbito de nuestra vida: en la cultura, el arte, la política, la comunicación, los hábitos, las relaciones e, incluso, en lo religioso. La moda nos dice cómo vestir para ser aceptados en el grupo, pero también nos dice: cambia, renueva, combina, amplía, compra, compra, compra…
La democratización de las sociedades liberales y la industrialización de la cultura sacó la moda de la élite y la llevó al consumo de masas. El prêt-à-porter la hizo asequible a todas las clases sociales gracias a los sistemas de producción más rápidos y asequibles, aunque pagando el precio de la estandarización, la uniformidad, la pérdida de calidad y, para los más críticos, la instauración de la mediocridad.
Esta mercantilización de la moda ha convertido toda creación en un producto consumible, sometido a la tiranía de la oferta y la demanda, y a la feroz dictadura del marketing. El capitalismo cultural la ha engullido como al resto de las disciplinas artísticas y la ha convertido en industria.

Collage con los diseños de inspiración surrealista de las diseñadoras-artistas Elsa Schiaparelli (1890-1973) y SophieTaeuber-Arp (1889-1943).
Sin embargo, hay todavía un momento en el que la moda deja de ser industria y de replegarse a las normas del mercado, del consumo y del discurso dominante, y es el de la PASARELA. La pasarela supone el espacio más libre hoy en día, junto con las escuelas de moda, de creación, donde se permite, se requiere, e incluso se premia el derroche de imaginación y la subversión.
En la pasarela la moda puede, si quiere, olvidarse de las ventas, de las normas y cánones estéticos impuestos y de las ataduras de la funcionalidad. El diseñador se convierte en creador y puede subvertir todas las leyes naturales y sociales para jugar con su imaginación, expresar sus ideas, sus anhelos o sus miedos. La pasarela de moda es el único espacio donde hoy en día puede mostrarse una moda de vanguardia, entendida ésta no como una corriente estética ni un estilo, sino como un principio conformador de ruptura con la herencia del pasado y los cánones clásicos, y de establecimiento de un discurso contestatario, radical y subversivo que se opone al sistema de valores establecidos. Esta moda de vanguardia puede cuestionar, como lo hizo en su día el arte de vanguardia del s.XX, lo bello, lo cotidiano y estandarizado, y despreciar el mercado para constituirse en Arte.La moda entonces deja de ser un consumible para convertirse en un bien inmaterial y no fungible, una creación libre, metafísica y sublime…
… Y es en la pasarela donde eso puede ocurrir, porque en ella el creador sólo se debe a sí mismo y a su arte. Después vendrá el mercado a imponerle sus normas, pero encima de la pasarela él, si quiere, puede ser más que un diseñador, puede ser un Artista.
Por Elsa A. – Investigadora Social